miércoles, 27 de julio de 2011

McDonald's

...no importaba adónde fueras; la misma hamburguesería McDonald's aparecía una y otra vez, como una cinta sin fin que daba vueltas a tu alrededor cuando pretendías ir a alguna parte. Y cuando al fin te daba hambre y entrabas en el McDonald's y comprabas una hamburquesa McDonald's, era la misma que te habían vendido la última vez y la vez anterior y así sucesivamente, desde antes de que nacieras, y además había mala gente -mentirosos- que decían que estaba hecha de mollejas de pavo.

Según el rótulo, ya habían vendido la misma hamburguesa original cincuenta billones de veces. Se preguntó si abría sido a la misma persona. La vida (...) era en sí misma un anuncio publicitario, repetido interminablemente. Nada cambiaba; sólo se extendía más y más, como un cieno de neón. Los objetos que cada vez abundaban más se habían congelado hasta la permanencia hacía mucho tiempo, como si la fábrica automática que los producía dificultosamente se hubiera atascado en la posición de encendido. Cómo la tierra se convirtió en plástico, pensó, recordando el cuento de hadas "cómo la tierra se convirtió en sal". Algún día, pensó, será obligatorio que todos vendamos la hamburguesa McDonald's además de comprarla; nos la venderemos unos a otros para siempre desde nuestra sala de estar. De ese modo ni siquiera tendremos que salir.

Philip K. Dick
Una mirada a la oscuridad

jueves, 21 de julio de 2011

Sobre el hacer...

Saber que será mala una obra que no se ha de hacer nunca. Peor, no obstante, siempre será la que nunca se haga. La que se haga, al menos, queda hecha. Será pobre, pero existe, como la planta raquítica en el único jarrón de mi vecina tullida. Esa planta es su alegría, y a veces también la mía. Lo que escribo y reconozco que es malo, puede también ofrecer unos momentos de distracción peor a algún que otro espíritu afligido o triste. Eso me basta, o no me basta, pero de algún modo es útil, y así es toda la vida.

Fernando Pessoa